Gurumbé, las raíces negras de España

Por Rubén A. Arribas y Laura Caorsi

@estoy_que_trino / @lauracaorsi

La música puede cantar lo que no cuentan las enciclopedias; aquello que, por alguna razón, decidimos olvidar a la hora de construir el relato oficial de quiénes somos y de qué influencias nos hemos nutrido. Algo que deja claro Gurumbé, el documental de Miguel Ángel Rosales, es que España tiene raíces negras y que, por mucho que hayamos querido ocultarlas, esas raíces pueden rastrearse a través de la documentación histórica y el flamenco. Las claves de este trabajo –así, a vuela teclado–, podemos resumirlas en tres: los negros curros que llegaron a La Habana como hombres libres en el siglo XVI, el compás de 12 tiempos como el legado africano que nunca dejó de latir en el cancionero de España y el intenso trabajo académico de varios especialistas —Aurelia Martín Casares, Isidoro Moreno o Arturo Morgado, entre otros— sobre la compraventa de esclavos en Cádiz y Sevilla.

gurumbe-aficheMientras uno ve el documental, hay una pregunta que no para de rondarle: ¿cuándo me contaron en el colegio o en el instituto esta parte de la historia de España? Y la respuesta, como con otras partes poco vistosas de nuestro pasado, es que nunca. En nuestro relato oficial, los esclavistas eran otros: Francia, Inglaterra, Portugal… Y la esclavitud ocurría muy lejos: al otro lado del Atlántico. Sin embargo, Cádiz y Sevilla florecieron gracias al comercio y la permanencia de esclavos africanos (unos esclavos a los que, como corresponde a la época, consideramos como seres inferiores y maltratamos). Gurumbé nos hace pensar sobre esas herencias que no reconocemos ni aceptamos, pese a que forman parte de lo que somos. El esclavismo y la cultura ligada a él es una de ellas.

Además de un legado judío y uno árabe, Gurumbé nos pide que hagamos sitio para otro más: el negro. Al fin y al cabo, la población esclava de Sevilla y Cádiz llegó a representar un 10 % del total en los siglos XVII y XVIII.

Dos curiosidades para la charla en el bar: la posibilidajuan_pareja_diego_velazquezd de que la palabra fandango sea africana. Al parerecer, fandan significa ‘fiesta’ en kikongo, una de las lenguas bantúes, y el sufijo -ngo es una típica terminación africana. No es por casualidad que el diccionario de autoridades de 1732 se refiera a él como un ritmo bullicioso que se toca al compás de los tambores de los indianos.

La otra es que Velázquez tuvo por ayudante a un esclavo llamado Juan de Pareja, muy conocido por dos motivos: el primero, ser el protagonista del lienzo Retrato de Juan de Pareja; el segundo, una vez que Velázquez lo liberó en 1654, Pareja ejerció como pintor profesional. De hecho, un cuadro suyo, La vocación de San Mateo, se exhibe hoy en el Museo del Prado.

A modo de complemento, y mientras te haces un hueco para ver el documental, te enlazamos un par de reseñas: «La raíz negra (y esclava) de Andalucía», publicada por eldiario.es, y «Gurumbé, las raíces negras de España llegan a la Cineteca de Madrid», publicada por Wiriko. El tráiler es este: