El 16 de febrero comenzó un nuevo año chino: el 4716, o año del Perro de Tierra. Según el calendario tradicional, que se basa en los ciclos de la luna, este momento marca el paso del invierno a la primavera y anuncia la llegada de los días más luminosos y tibios. Esto es un gran motivo de celebración. No en vano, el Año Nuevo es la principal fiesta china: se extiende durante varios días e incluye desde multitudinarios desfiles hasta reuniones en familia y una gastronomía especial. La comunidad residente en España también ha organizado sus festejos. El fin de semana nos acercamos a la fiesta de Madrid, donde vive el 27 % de este colectivo.
Por Laura Caorsi y Rubén A. Arribas
@lauracaorsi / @estoy_que_trino
No hace tanto que el calendario tradicional chino dejó de ser el calendario oficial. Hasta 1912, el tiempo se medía de otro modo. Se tenían en cuenta los ciclos de la luna y esto daba como resultado unos años de duración variable. Por esta razón, el año del Perro que acaba de comenzar se extenderá hasta el 5 de febrero de 2019.
La fiesta de Año Nuevo es la principal celebración. Lo es dentro del país, donde se organizan festejos que duran varios días, y también fuera, en los países donde existen comunidades chinas importantes. En estas fechas, millones de personas regresan a casa para vivir la fiesta con sus seres queridos. Sí, millones. Como señala Clara Serer Martínez en este artículo, publicado por la revista del Instituto Confucio, «cada año, cuando se acercan estas fechas, se produce uno de los movimientos migratorios más importantes del planeta».
Quienes no pueden volver, lo celebran a distancia. En los países donde hay comunidades chinas más o menos numerosas —como la de España, que cuenta con casi 190.000 personas—, la fiesta se ha instalado con naturalidad, como una celebración más. Y no solo entre los miembros de la propia comunidad, también entre sus vecinos y vecinas. El Año Nuevo chino va camino de convertirse en una fiesta intercultural.
En Madrid, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), residen algo más de 51.000 personas nacidas en China. No es, ni mucho menos, la colectividad extranjera más numerosa (antes están las de países como Rumanía, Ecuador, Colombia, Marruecos o República Dominicana); sin embargo, su presencia es notable en barrios como Usera, donde regentan decenas de restaurantes, peluquerías, supermercados, pequeñas tiendas de alimentación, cafeterías, despachos profesionales, inmobiliarias, clínicas de salud, librerías y otros comercios en apenas un puñado de calles.
Precisamente allí, en Usera, se desarrollaron las principales actividades en torno al Año Nuevo; unas actividades que atrajeron a personas de distintas partes de la ciudad —y del mundo—, incluidos nosotros, que fuimos con curiosidad y volvimos con estas fotos.
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