Mamadou Dia: mar que quita, mar que da

Mamadou Dia es su nombre. Cuando le preguntan por su edad, dice que no es tan joven como aparenta para después soltar con una enorme sonrisa que tiene 33 años. Es un chico alto, delgado, reflexivo y con buen sentido del humor. Mamadou fue invitado para la novena edición del Festival Cine Invisible de Bilbao, que coordina Kultura, Communication y Desarrollo (KCD), una organización sin ánimo de lucro cuyo fin es la comunicación para la transformación social. Durante un encuentro con periodistas procedentes de distintas latitudes, Mamadou compartió cómo su experiencia como inmigrante en Europa lo motivó a volver a su país, Senegal, para generar proyectos de desarrollo en su comunidad. 

Por Mayté Guzmán Mariscal

«Veo que todos tienen muy claro a qué se dedican. A mí, como hago muchas cosas, se me complica definir todavía qué hago exactamente», comenta con sobrada modestia antes de iniciar el relato de su historia. Entre esas tantas cosas, Mamadou escribe. Es autor de 3052, Persiguiendo un sueño y A las 15:00. Ambos son textos autobiográficos pues, a su corta edad, Mamadou ha vivido intensamente algunas de esas experiencias a las que muchas personas tal vez no sobrevivirían, como viajar en cayuco hasta «El Dorado europeo», como él lo califica, en un dramático trayecto de «ocho largos días».

Durante el encuentro, Mamadou narró su travesía antes de llegar a La Gomera, en Canarias. Si llegaba sano y salvo a Europa, escribiría un libro. Esa fue la promesa que hizo a los suyos cuando se embarcó al Mediterráneo, un mar que ha alimentado a generaciones, pero que también lleva años siendo la tumba de muchos hermanos que emigran desde el continente africano.

Así se lo había prometido a sus amigos, algunos de los cuales emprendieron el camino unos meses después que él, pero que nunca llegaron a su destino. «Al principio el libro era una promesa, después se convirtió en mi forma de despedida para ellos», explica. También es un valioso testimonio de las migraciones en la actualidad: «No solo el viaje en patera es durísimo; cuando llegas a España, además, te das cuenta de que el viaje apenas empieza. Fui consciente de todo lo que tenía que hacer: luchar por encontrar un trabajo, conseguir los papeles, encontrar un lugar donde vivir…».

Hablar de la soledad

En el libro, Mamadou quería contar la experiencia de ser migrante: «Quería decirles a mis hermanos que el sueño europeo no era tal, y que aquí también había mucha pobreza y soledad». Para ello, tocó la puerta de varias editoriales hasta que se convenció de que si quería ver publicada su historia tenía que autopublicarse y así lo hizo.

«Muchos pensarán que hacemos este viaje para olvidar para siempre nuestras tierras, pero no es así —aclara—. Vamos a la búsqueda de un potencial que nos permita volver un día y vivir en África, exactamente lo mismo que hacían los españoles hace pocos años en otros países de Europa y Latinoamérica», señala el autor en el libro.

3052, cifra con la que titula su primera publicación, son los kilómetros que separan Senegal de Murcia, el lugar que le acogió en los primeros años de su estancia en España. El libro está lleno de profundas reflexiones sobre el choque cultural que experimenta un inmigrante.

Entre las imágenes que retrata, Mamadou habla de la soledad a la que se enfrentó por momentos en una sociedad tan polarizada: «No entiendo el hecho de tener tanta gente a mi alrededor y estar tan solo. Me gustaría poder salir del piso, entrar en el de mi vecino y tomar un té con él mientras vemos las noticias sin ningún prejuicio. Pero la sociedad del bienestar no permite este lujo; es fuerte tener una persona tan cerca y sentirla muy lejos, no compartir nada con ella».

Mamadou-Dia-encuentroActualmente, Mamadou gestiona el Centro Cultural Aminata en Gandiol, un pueblo de agricultores y pescadores que se ubica en el norte de Senegal. Su objetivo es contribuir al desarrollo de la comunidad mediante un proyecto educativo que promueva una juventud y una comunidad empoderada, más comprometida y responsable con su entorno.

Además, después de seis años desde su salida de Senegal y de pasar por la acogida, la búsqueda de trabajo sin certificado de residencia, aprender el castellano, dirigir proyectos juveniles, el voluntariado, la vida laboral, los amigos, las familias, el grupo de música y baile africano, Mamadou decidió crear la ONG Hahatay, son risas de Gandiol, una decisión que marcó el inicio del viaje de retorno a su tierra natal, lo que le ha permitido participar en proyectos para el desarrollo de su propia comunidad.


Mar testigo,
Mar amigo con tus peces que has dado comida
a mi pueblo, a mi país y a la tierra entera.
Mar, con tus melodías nos relajamos,
en tus aguas nos bañamos.
Mar, has soportado en tu espalda a mis abuelos cuando iban
hacia otros continentes y a otros les has tragado sus almas.
Hoy es mi turno, estoy en tu vientre
con la esperanza de alcanzar
una tierra donde no sé si me dejarán entrar.
Mar, por favor, cuídanos a mí y a mis hermanos.
Mar, eres el recurso que nos queda, danos la suerte
de llegar vivos y sanos.
Mamadou Dia

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