415 | Leonardo

Hay muchas maneras de sumergirse en la cultura de un lugar, pero la gastronomía es una de las vías más directas, sobre todo cuando se trata de Euskadi. La cocina vasca es una de las principales embajadoras de esta tierra, uno de sus atractivos turísticos más importantes y, además, goza de prestigio internacional. Precisamente, ese prestigio culinario fue lo que atrajo a Leonardo Romano hasta aquí, interesado por la profesionalización de los fogones. “No soy cocinero -advierte-, pero me interesa mucho la alimentación y la gastronomía, especialmente desde un enfoque empresarial y creativo en el ámbito de los negocios”.

Leonardo es italiano, de Milán. Hace apenas cinco años no tenía planes de emigrar; se encontraba estudiando en la Universidad de Parma, una de las más antiguas de su país. “Siempre me interesó el universo de la gastronomía, la comida, la bebida, la experiencia de la alimentación. Por eso, cuando terminé el bachillerato me inscribí en la Facultad de Agronomía, porque tenían una especialidad en Ciencias Gastronómicas. Seguí la carrera durante un par de años, pero la verdad es que no me convencía. Estaba más orientada a la industria alimentaria. No era exactamente lo que yo quería aprender”.

La sensación de desánimo, no obstante, se evaporó. Sucedió de repente y casi por casualidad. “Un día, leyendo la prensa en internet, descubrí el Basque Culinary Center. Estaba leyendo una noticia en un periódico, hice clic en un enlace, luego en otro… lo típico cuando navegas. No recuerdo exactamente cómo, pero llegué a un artículo donde se contaba que acababa de abrir el BCC en San Sebastián. Empecé a informarme, a comparar los planes de estudio, las asignaturas y los enfoques. Me di cuenta de que se ajustaba mucho más a mis intereses. Y me vine a Donosti, encantado”, resume ahora en su oficina, donde compagina su trabajo con el proyecto final de carrera.

“Son la misma cosa -señala-. He tenido la suerte de poder aunar el último paso de la carrera en el BCC con mi trabajo cotidiano, en Platypus Labs. La empresa donde estoy ahora gestiona el programa On Appétit!, una de las iniciativas de San Sebastián 2016 como capital europea de la cultura”. Lo cuenta entusiasmado. Para Leonardo es una vivencia sumamente interesante y, como él mismo dice, una gran oportunidad. Desde que llegó a Donosti y empezó a estudiar, hizo varias prácticas en empresas, dentro y fuera de Euskadi -la más exótica, en Sudáfrica, donde pasó una temporada encargándose de le gestión de personal en un restaurante-. Sin embargo, esta experiencia local le permite embeberse de la cultura vasca y fusionarla con otras culturas del mundo a través de la gastronomía.

Intercambio, fusión

“On Appétit! es un proyecto muy bonito. A lo largo de este año, diez cocineros profesionales de otros países de Europa vendrán a pasar una semana a Euskadi. Otros tantos cocineros locales, harán de guías para ellos: les mostrarán los lugares más representativos de la cultura gastronómica vasca, los productos típicos, cómo se preparan, cómo se cocinan. Al terminar la semana, el cocinero invitado prepara un menú único, en el que utiliza ingredientes locales para elaborar platos con tradiciones de su país de origen”, detalla Leonardo, que aprovecha para comentar que justo esta semana tiene lugar una visita y que además, viene de Italia. “Recibimos a la cocinera Enza Leone y su anfitrión es Patxi Eceiza”, precisa.

“La verdad es que estoy muy contento. El BCC me ha permitido estudiar justo lo que quería, adentrarme en el mundo de la gastronomía y en el terreno de innovación y desarrollo de nuevos modelos de negocio. Tuve la suerte de que mi amigo Andoni, el director ejecutivo de Platypus Labs, confiara en mí para desarrollar este proyecto tan bonito y ambicioso. Para mí, es una manera inmejorable de aproximarme aún más a la cultura vasca y a uno de sus principales valores: la comida”, dice Leonardo, que confiesa disfrutar de la buena mesa más allá de su trabajo.

Reconoce que el País Vasco conquista con los fogones y que la calidad de vida de Donosti es difícil de encontrar en otros sitios, donde la vida es más estresante, el aire está más contaminado y no se disfruta de la proximidad del mar. Así y todo, tiene previsto regresar a su país este año para intentar hacer algo allí. “Tengo a toda mi familia en Italia, tengo mi casa, mis afectos… No descarto volver a Euskadi en el futuro, pero antes quiero darle otra oportunidad a mi ciudad”.

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