285 | David

«Me parece estupendo que exista un espacio informativo, una página, que cuente las experiencias de los inmigrantes y ofrezca otra perspectiva de la inmigración, pero no estoy seguro de querer aparecer en ella», comenta David Guzmán al inicio de la entrevista. «Si soy sincero, me provoca sentimientos encontrados». Investigador, periodista, especialista en literatura y a punto de acabar un doctorado, David esgrime dos razones fundamentales para sus dudas. La primera, que no se siente un «nuevo vasco», sino «un ecuatoriano que vive en el País Vasco»; alguien que ha venido con un «proyecto de una duración determinada», y que «está a punto de acabar». Tras la defensa de su tesis volverá a Quito.

La segunda razón tiene que ver con la publicación en internet de esta página; en concreto, con el espacio habilitado para los comentarios. Ávido lector -de literatura y, también, de periódicos- David ha seguido con interés algunas historias de este espacio; «sobre todo, las de otros ecuatorianos. Me gusta acercarme a esas experiencias, saber qué cosas han tenido que vivir esas personas, pero me disgustan muchísimo los comentarios racistas o xenófobos que suelen aparecer después, en la web. Muchos son agresivos e insultantes, injustos y anónimos. Se descalifica a las personas, se las prejuzga, y no hay lugar para la matización. A menudo, se olvida que la gente puede venir por muchas razones y que hay distintas maneras posibles de hacerlo», lamenta.

Su planteamiento da lugar a un debate ameno, intenso -y extenso-, que concluye en un acuerdo: la entrevista continúa, a condición de que mencionemos esto. «Me parece importante -dice- que reflexionemos también sobre estas cosas». Sus palabras sugieren familiaridad con el periodismo y con el ámbito académico. Y es que, antes de venir a Bilbao, David compaginaba la prensa escrita y la radio con la universidad, donde era profesor. Estudió Comunicación y Literatura, hizo un máster en la Universidad Andina, viajó a Argentina para hacer una especialización en Periodismo y, después de un año en Buenos Aires, regresó a Ecuador para trabajar como docente y coordinador de una revista cultural.

A Euskadi llegó hace tres años gracias a la concesión de dos becas, una de la Unión Europea y otra de su país. El objetivo: un doctorado en Estudios Internacionales, que acaba de terminar. «Estoy a la espera de defender mi tesis, sobre Roberto Bolaño, un escritor del que me ha interesado su obra, pero también el contexto en el que fue escrita -señala-. No olvidemos que fue un chileno que vivió en México y, después, en Cataluña. Me interesa ese intersticio, donde confluyen la Literatura y la Historia. El contexto es fundamental».

‘Aires de familia’

Es interesante que lo diga él, puesto que su contexto también ha cambiado. «Por supuesto, hay grandes diferencias entre Bilbao y Quito, Euskadi y Ecuador, América Latina y Europa -compara-. Sin embargo, como diría el mexicano Carlos Monsiváis, aquí hay ‘Aires de familia’. Tenemos muchas cosas en común que van desde el idioma hasta la gastronomía. Hay una ciudad de mi país, Cuenca, que se parece muchísimo a Bilbao. Tiene la misma cantidad de habitantes, está llena de iglesias y la gente es muy conservadora, como aquí. Quizá lo que le falta -o nos falta a nosotros, como latinoamericanos- es tener más amor propio, más orgullo por lo nuestro, como ocurre en el País Vasco».

«Me parece admirable el orgullo vasco; orgullo bien entendido, y creo que deberíamos emular eso -prosigue-. Aquí han conseguido conservar las tradiciones, defender la identidad y, al mismo tiempo, abrirse a otras culturas y solidarizarse con pueblos que han sido explotados y pisoteados», opina David, quien señala que, al marcharse, extrañará «unas cuantas cosas, tanto prácticas como afectivas».

«Bilbao es una ciudad muy ordenada, muy bonita, fácil para desplazarse, con buenos servicios y cómoda. La proximidad del mar y las montañas le aportan un carácter especial, lo mismo que el trazado de las calles, en forma de telaraña». También ha hecho amigos aquí, «personas a las que aprecio mucho» y echará de menos. Sin embargo, está decidido a volver a Ecuador. «Me apetece trabajar para mi país y contribuir a su mejora y su progreso. Muchas veces se hace hincapié en las desventajas de América Latina, pero honestamente creo que se puede aprovechar lo bueno y realzarlo. Nada está perdido mientras no desaparece».

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