No se pierde ni un partido del Athletic. Sigue con atención las jugadas. Analiza lo que pasa en el campo… y lo narra. «Mi manera de vivir el fútbol es contarlo», dice el comentarista chileno Bryan Andrews Fazzi, que llegó a Euskadi hace un lustro y dirige el proyecto deportivo ‘Fusión Vasco-Latina’ en Radio Tropical. Junto a Aitor Elorriaga y Jon Pérez, pone voz (y sentimiento) a las hazañas rojiblancas.
Y es que le «sale del alma». Por un lado, Bryan le tiene «mucho cariño» al míster, Marcelo Bielsa, «ya que entrenó a la selección chilena y desde entonces hay un lazo muy fuerte». Por otro, se maravilla ante el calor de la calle y de la catedral cada vez que juegan los leones. «Los hinchas del Athletic son la afición soñada -asevera-. La gente es excepcional, muy respetuosa, fraterna con otros equipos y entregada con el propio. No es frecuente ver algo así en el mundo del fútbol», apostilla este santiaguino, que se estrenó como narrador deportivo en Vizcaya.
«Nunca imaginé que podía hacer esto y, al principio, estaba muy nervioso -reconoce-. Cuando me ofrecieron relatar fútbol en la radio, intenté aprender lo básico y coger un poco de oficio. Practiqué y hasta hice un curso de narración deportiva en Madrid, pero la verdad es que el primer partido fue horrible. ¡Estaba muerto de miedo!», recuerda hoy entre risas. Normal: una cosa es comentar con tus amigos los partidos de tus hijos y otra muy diferente, los de primera división en antena. «Sobre todo si lo haces en una emisora que emite para todo Euskadi, y que también llega a Latinoamérica».
«Esto empezó porque uno de mis hijos juega en un club de fútbol aquí. Como muchos otros padres, yo iba a verle y alentarle, pero también comentaba las jugadas. Dos chicos colombianos, que también iban allí con frecuencia, vieron que yo sabía de fútbol. Ellos comentaban partidos en la radio y un día me invitaron a acompañarlos. Imagínate el momento… ¡yo nunca había pisado San Mamés!», cuenta Bryan que, sin embargo, sí había pisado otros campos, pues en Chile entrenaba en Colo-Colo.
«Decidí emigrar de mi país por la situación económica y por la educación de mis hijos. Los ingresos de casa alcanzaban para educar bien a uno, pero no a tres, así que en 2007 nos lanzamos a la aventura», explica. «Primero vino mi mujer con el pequeño. Después, los otros dos críos. Y finalmente llegué yo. No teníamos conocidos ni muchas referencias, pero tuvimos suerte: conocimos a Mercedes y Paulino, una pareja vasca que nos ayudó mucho, que se portó muy bien con nosotros y que, a día de hoy, son como nuestros padres. Gracias a ellos y a su generosidad pudimos afincarnos y salir adelante», relata con gratitud.
Fusión de culturas deportivas
Por supuesto, «el primer año aquí fue muy duro». Bryan recuerda que fue abriéndose paso poco a poco, trabajando «en lo que podía», desde repartir publicidad hasta la cocina de un bar. Todavía hoy, que tiene la motivación de la radio y trabaja en el Hospital de Basurto llevando la comida a los distintos pabellones, se sigue «buscando la vida». Su prioridad, insiste, es darle un futuro a sus hijos. Y ver «que progresan, que se sienten integrados y que estudian en euskera» le llena de satisfacción y le anima a «seguir luchando».
El proyecto en la emisora también es un ancla poderosa. «Cuando el director, José Ángel Robles, me ofreció la oportunidad de narrar los partidos, preparé un proyecto para formar un equipo mixto. Yo veía que había una barrera muy grande entre la gente latina y la vasca, y quise unir las dos cosas, formar un grupo diverso. La verdad es que se logró una fusión muy bonita, no solo entre nosotros, sino también en la audiencia, que empezó a crecer y cambiar. Una de las cosas que más nos gratifica es saber que nos escuchan vascos y extranjeros, que de algún modo podemos llegar a todos los que gustan del deporte y del fútbol», reflexiona.
«Además -continúa-, es muy interesante y divertido fusionar las distintas maneras de relatar un partido, o usar múltiples expresiones, de aquí y de allá. Si yo digo ‘el árbitro cobró foul’, Aitor, Mitxel o Jon añaden una traducción inmediata y acotan que ‘cobrar es sancionar’. Eso es espontáneo y natural, y queda muy guapo», concluye Bryan, que defiende la magia de la radio.