247 | Enas Ashraf

Un proyecto multinacional trajo a Enas Ashraf a Bilbao. El programa RECOCAPE -acrónimo de «Reforzar la Capacidad de Cooperación de Egipto en computación ubicua integrada», por sus siglas en inglés- hizo posible que esta ingeniera egipcia se trasladara a la capital vizcaína. «La iniciativa tiene cuatro socios: SECC de Egipto, TECNALIA de España, VTT de Finlandia y UNIBO de Italia. Yo trabajo desde hace años en el departamento de I+D del SECC y he venido gracias al programa de intercambio de investigadores», precisa Enas, cuyo nombre se pronuncia Inés.

Experta en tecnologías de la información y la comunicación, Enas se ha especializado en desarrollar software y aplicaciones para móviles. También ha gestionado proyectos y ha formado a otros profesionales en nuevas tecnologías, una de sus principales áreas de trabajo. «El objetivo de lo que hago es incrementar la competitividad de mi país en este campo», dice. Y, más aún, «superar la brecha que existe entre las tecnologías actuales y aquellas que se necesitan para los desafíos que se plantean hoy». En ese sentido, el intercambio de saberes, experiencias y enfoques es «fundamental».

Por ello ha venido a Euskadi y se ha unido a Tecnalia. «Participo en uno de los mayores proyectos europeos en los que este centro tecnológico de Zamudio está trabajando. Mis conocimientos técnicos y mi experiencia profesional encajan muy bien», agrega.?Lo mismo ocurre con el plano cultural, el día a día y la vida fuera del trabajo. «La gente de aquí es muy hospitalaria y amigable; tanto que impresiona. La verdad es que no necesito ni solicitar ayuda: las personas toman la iniciativa la mayoría de las veces y dan una mano. Esto me ayudó a integrarme y adaptarme con rapidez».

No en vano, Enas asegura que lo suyo con Bilbao fue amor a primera vista. «Cuando llegué aquí, en mayo de este año, me enamoré de la ciudad: No tardé ni una semana en quererla porque es un lugar muy agradable», relata, y asegura que no es la única persona que experimenta esa sensación. «Yo vine sola al País Vasco, pero tuve la suerte de recibir la visita de mi familia. Cuando les mostré la ciudad, tuvieron la misma impresión que yo, tanto de la propia ciudad como de la gente. Están muy felices por haber vivido conmigo esos momentos y estoy encantada de haber podido compartir con ellos esta experiencia».

Una experiencia «amena» que, en opinión de Enas, también se extiende al terreno laboral. «En el trabajo, la gente es igual, y eso ayuda a mantener un espíritu amigable que se respira en el aire -describe-. En estos meses, he hecho buenos amigos que me gustaría conservar para toda la vida. Y debo decir que estoy impresionada, no solo a nivel personal, sino también a nivel profesional. Los vascos son muy apasionados con su trabajo y saben lo que tienen que hacer. Eso siempre motiva a los demás, fomenta las ganas de superación personal y, además, permite obtener un experiencia impagable».

La familia, el fútbol y la costa

En estos meses, Enas ha tenido tiempo de trazar conexiones entre Euskadi y Egipto. Y no duda en afirmar que «hay muchas similitudes» entre los ciudadanos ambos países. «Nos parecemos en muchas cosas -indica-. La hospitalidad de los vascos y la fortaleza de los lazos familiares realmente me llamaron la atención. Y por supuesto, su pasión por el fútbol, que es muy similar a la nuestra. Como gran forofa del fútbol que soy, me alegro aún más de estar aquí», confiesa. En cuanto a los paisajes, señala que existen muchas semejanzas con algunas ciudades costeras del norte y el este de su tierra: «Nosotros también tenemos una costa preciosa, aunque sin tanto verde ni tanta lluvia como aquí».

A propósito de paisajes, su traslado a Euskadi le ha permitido contemplar su país desde una perspectiva nueva. «Mirar a Egipto desde el extranjero me hacer ver toda la foto completa. Por supuesto, me entristece no poder participar en los cambios que que han sucedido allí durante los últimos meses. Pero estoy convencida de que las cosas se estabilizarán. Ahora estoy menos preocupada en ese sentido. De cualquier forma, los egipcios somos fuertes y somos capaces de manejar bien las épocas difíciles. Siempre lo hemos hecho. Para mí, Egipto sigue siendo ese país seguro y cálido que siempre recordaré con cariño».

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