“El próximo 20 de mayo habrá elecciones generales en mi país y me gustaría hacer un llamamiento a todos los dominicanos de Euskadi porque, aun viviendo lejos de la isla, tienen derecho a votar. También quisiera recordarles que, para ello, es necesario inscribirse en el registro y que el plazo vence mañana”. Con esta inquietud en los labios se presenta Antonio Justo Valdés, presidente de la Asociación de Dominicanos Unidos en el País Vasco (ADUVAS) y coordinador general del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en la zona norte de España.
Vecino de Bilbao desde 2008, Antonio siempre ha estado preocupado por la situación de los dominicanos, los que viven en Euskadi y los que están en su país. “Lo primero que percibí cuando llegué aquí fue que no estábamos organizados como comunidad. La gente estaba dispersa -recuerda-. Por eso, junto con otras seis personas decidimos fundar la asociación”. Una asociación que, a día de hoy, cuenta con 85 socios.
“Hemos crecido, sí, pero el número es escaso si lo comparamos con la cantidad de dominicanos que vivimos en el País Vasco, Navarra y Cantabria: somos más de 5.000” (7.218, según los datos del INE). “No éramos tantos hace unos años y, en este momento, nos enfrentamos a las dificultades propias de un colectivo que ha crecido mucho en poco tiempo y que no tiene sus necesidades cubiertas. Nuestro problema principal es que nos falta un consulado”.
Antonio matiza que sí existe un consulado dominicano en Bilbao, pero explica que es honorífico y que esa particularidad les supone “varios problemas”. Entre ellos, que las tarifas son más caras, que el horario de atención es limitado y que, para ciertas gestiones -como la repatriación de unos restos mortales-, el despacho no tiene recursos.
“Esto no es una crítica al actual cónsul actual ni a su gestión, pues cumple con su trabajo como mejor puede. Nuestra queja tiene que ver con la situación, porque la oficina no da más de sí. Somos muchos ciudadanos que, de algún modo, nos sentimos desatendidos; huérfanos de nuestro país, y eso no puede ser”, subraya.
En su disconformidad está también su objetivo: la creación de un consulado que atienda a los dominicanos de la zona. “Nuestro candidato a la presidencia del país, Hipólito Mejía Domínguez, se ha comprometido a ayudarnos con ese cometido. Por esta razón, es importante que votemos”, insiste este centroamericano que aquí, en Bilbao, compagina su trabajo como vendedor de vehículos en un concesionario con la actividad asociativa y política.
Decisiones para progresar
“A mí siempre me interesó la política, desde que era muy joven. Sin embargo, fue en 2006 cuando me integré verdaderamente en este mundo que me apasiona, porque es el único modo de cambiar aquello que no te gusta, de mejorar la realidad”, opina.
A propósito de mejorar, Antonio relata que emigró de su país hacia Euskadi por esa razón: quería salir adelante y progresar. “Viví un tiempo en Canadá, regresé a Santo Domingo y luego vine para aquí porque tenía un amigo en Bilbao. Siempre me dediqué al comercio, que es lo que más me gusta, y espero avanzar en ese sector aquí, aunque estemos en crisis”, indica. Y añade que prefiere este escenario de recesión que el que dejó atrás en su país, donde se ha desatado la violencia.
“Mucha gente se pregunta por qué emigramos, o por qué no regresamos a casa. Y ahí está la razón. No es que no echemos de menos a la familia o las costumbres, es que allí se ha disparado la inseguridad. La Educación no recibe los fondos que le tocan por ley, los chicos no acaban los estudios y se incrementa la delincuencia. Ha aumentado el narcotráfico y la violencia; un altísimo porcentaje de atracos van acompañados de una muerte, y ha crecido la impunidad y la corrupción. Lo último que se robaron fue un avión… ¡un avión! Yo no quiero volver a eso, pero sí quiero colaborar a cambiarlo”, concluye Antonio y deja una dirección de e-mail para los dominicanos que quieran votar e informarse: ladiferenciavente@hotmail.es